martes, 23 de agosto de 2011

4

Es curioso - cuando uno más necesita a las personas, es cuando más hace cosas y tiene actitudes que las alejan.

Quizá por eso me da tanto miedo depender de otras personas que no sean yo, y prefiero lidiar con la mayoría de las cosas por mi cuenta. Porque la gente suele no reconocer los gritos de auxilio. Suele no estar cuando se le necesita con más urgencia.

El problema es que yo tampoco soy muy confiable.


3

Cuando le digo a la gente que soy una mala persona, nuuunca naaadie me cree.

Después, cuando inevitablemente les fallo,
cuando voy y hago algo horrible, no sólo están molestos, o dolidos, o decepcionados.
Están ofendidos. Como si yo no les hubiera advertido.

Me cansa.

lunes, 22 de agosto de 2011

2

No tener aspiraciones en la vida ni planes a futuro es muy complicado. Cuesta más trabajo justificar y/o validar nuestras acciones cuando no se tienen razones reales para estarlas haciendo.
Eso, cuando se tiene la suerte de estar ocupado - nada más terrible que tener tiempo y no saber cómo llenarlo. Sobre todo cuando tu cabeza no se calla.

(Por la santa madre de dios emo, nunca, nuuunca se queden sin nada que hacer).

Como soy de las personas que creen firmemente que se haga lo que se haga, de todas maneras nada valdrá la pena y nada cambiará, hace unos meses pensaba que (de seguir estando viva) me conformaría con encontrar un trabajo que me permitiera pagarme mi sistema de televisión por cable, mi conexión a Interne', unos cuantos libros cada cierto tiempo y la ocasional ida a ese local del centro a donde me gusta ir para comerme mis sentimientos.

Ahora no me siento tan convencida.

Sí, como se dice en Stranger than fiction, no son los grandes eventos, sino las pequeñas cosas las que nos salvan la vida y nos permiten seguir, adelante o a donde sea.

La pregunta es qué tanto se debe esperar de las pequeñas cosas. Qué tanto se puede depender
de ellas.
La pregunta es cuántas veces puede ser salvada una (misma) vida.

1

Últimamente todo me molesta. Todo me pega y todo me duele.

No es que antes no me sucediera. Es que antes podía justificarlo, y decirme que valía la pena.

Ahora me pregunto si hacer las cosas como yo creo que deben hacerse no será pura terquedad.

(Es chistoso. Me lo pregunto y me lo pregunto, y siempre llego a la conclusión de que no importa, terquedad o no, así soy y así será la cosa por siempre... soy una terrrca).


Tal vez es sólo que estoy algo cansada de sentirme tan sola.
Estoy cansada de sentirme cansada.
Y desgastada.

Tal vez.

Pero sí, a veces me gustaría que mis acciones y actitudes me trajeran algo más que desaprobación y resultados pobres.

martes, 9 de agosto de 2011

Gusto en conocerte

Hace unos meses, caminando por los pasillos de la facu, me topé a un chico que tomaba la clase de la cual fui adjunta alguna vez. Nos saludamos, preguntamos cómo estábamos, bla bla. Me presentó a la chica que iba con él - no recuerdo su nombre -
(Chicuelo) Ella ayudaba a la profesora Paloma.
(Ella, sonriendo mucho) Wow, eres tú?! Me han dicho muchísimas cosas de ti
(Chicuelo) Ya ves, Memmis? Eres famosa.

Yo me reí un poco, y pregunté qué cosas le habían dicho. Ella se rió nerviosamente y decidió despedirse y caminar hacia el otro lado. El muchachillo se disculpó y la siguió. Nunca me enteré de cuáles fueron esas cosas.


Hoy me pasó lo mismo otra vez.
Y sigo sin saber.