Si hay algo en esta vida en lo que no creo, no, no es dios, es el matrimonio.
Supongo que son mi amargura y patente incapacidad para mantener relaciones personales las que me hacen pensar así. Si de por sí me cuesta trabajo llevarme bien con la gente, y a cualquier mínimo error cometido me pierden, concebir que dos personas (en la situación ideal, según esto) se quieren y se llevan tan bien que quieren formalizarlo no sólo frente a tooodas las personas que conocen, si no incluso legalmente, me es muy difícil.
Y sin embargo, veo a mis padres, y mi mamá llama de larga distancia sólo para asegurarse de que a mi papá no se le olvida ver su programa favorito, y me maravillo.
Yo sólo espero que, si en algún momento alguna persona puede convencerme de meterme en estado matrimonial (jajaja), me vaya la mitad de bien que a mis papás.
(Pero no va a suceder).