Si hay algo en esta vida en lo que no creo, no, no es dios, es el matrimonio.
Supongo que son mi amargura y patente incapacidad para mantener relaciones personales las que me hacen pensar así. Si de por sí me cuesta trabajo llevarme bien con la gente, y a cualquier mínimo error cometido me pierden, concebir que dos personas (en la situación ideal, según esto) se quieren y se llevan tan bien que quieren formalizarlo no sólo frente a tooodas las personas que conocen, si no incluso legalmente, me es muy difícil.
Y sin embargo, veo a mis padres, y mi mamá llama de larga distancia sólo para asegurarse de que a mi papá no se le olvida ver su programa favorito, y me maravillo.
Yo sólo espero que, si en algún momento alguna persona puede convencerme de meterme en estado matrimonial (jajaja), me vaya la mitad de bien que a mis papás.
(Pero no va a suceder).
3 comentarios:
Mi experiencia amorosa diría que no creo en el matrimonio, pero mis papás siguen derramando miel a sus 30 años juntos...chale, no sé qué creer.
jaja wow qué sincronía... esa última frase es en lo que he estado reflexionando.
anyway... basta con plasmar lo que estamos dispuestos a no a creer para desear ;)
No se si es correcto decir "no creo" en el matrimonio, para mi más bien tiene que ver con desear el matrimonio, pero bueno, soy rebuscada jaja!
Ay! Memmis que va a ser de nosotras cuando seamos viejas y esten todos contentos con sus vidas y nosotras sigamos siendo las amargadas de siempre :P
Besho, besho!
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