miércoles, 27 de julio de 2011

Dear diary

Durante mis años de adolescencia azotada, mantuve el hábito de llevar un diario.

El otro día me encontré los cuadernos que destiné para ello, y me puse a leer con curiosidad.

Horrorizada ante lo que veía, decidí tirarlos a la basura.

No sólo por la pena que me di a mí misma, y por la confirmación de que todo sigue igual, y que las personas en realidad, en el fondo, tampoco cambiamos.

También me deshice de ellos porque, como me dijo un amigo hace tiempo, "siento que la vida se me pasa y no he experimentado nada que haya valido la pena", y no necesito un constante recordatorio de eso debajo de mi cama.

2 comentarios:

Nastia H.K. dijo...

Por eso evito escribir. Luego olvido lo que puse y no me reconozco. Prefiero guardar recuerdos e impresiones en fotos.

Anónimo dijo...

yo pase por algo similar, pero a diferencia tuya los leí y recordé cosas que mi inconsciente ya había olvidado ... despues de eso los tire