Durante toda mi vida he ido a Monterrey, al menos, una vez al año. Y nunca, nunca, me había tocado que tooodos los días, en el noticiero, reportaran ejecutados, balaceras, y un larguísimo etcétera.

Mis primas de visita en casa de mis padres, suenan sus celulares - no se vengan de regreso por tal avenida, la cosa está fea.

Mis tíos platicando en el patio, se escuchan ruidos sospechosos - se convencen a sí mismos que es la iglesia tirando cohetes (por la Semana Santa, seguramente).

Mis sobrinos encerrados en sus casas, viendo la tele, sin poder salir a ningún lado - son vacaciones! - porque uno nunca sabe...

Despertarse e irse a dormir con el ruido de las sirenas (policía? ambulancia?) a todo lo que da.

Que sea más común ver a militares que a los usuales vendedores de elotes.

Ni siquiera sé si tengo una opinión al respecto. La cosa se ve muy ruda pero no sé lo suficiente del asunto como para ponerme a despotricar.

Sólo sé que, el que mi sobrino de ocho años se uniera a un grupo (sí, en facebook y con faltas de ortografía, bla) llamado "Por los que quieren que esto de las balaceras termine! :S" me rompió mi corazoncito.